A pesar del equilibrado comportamiento económico del país, en comparación con otras naciones emergentes como Venezuela, Brasil o Argentina, en los que la devaluación de sus monedas frente al dólar está generando que millones de familias estén cayendo en la línea de pobreza, existen razones de peso para que el Gobierno y en los hogares estemos alerta, pues cursamos una línea muy delgada de riesgo que hay que caminar con el mayor cuidado.

Si se produjera una reducción sustancial en los precios del petróleo, la disparada del dólar sería inevitable, con todo lo que ello supondría por su reflejo en la temible inflación. De manera que no podemos estar dependiendo sólo de precios internacionales favorables del crudo, pues es dejar en manos de razones macroeconómicas el destino de nuestra economía local.

Se requiere de un enorme esfuerzo del Gobierno para cumplir la Regla Fiscal, y para recuperar un manejo más responsable al obtener créditos internacionales. Es evidente que el endeudamiento del anterior gobierno fue exagerado frente a lo que dejó en inversión pública. Me parece que hace falta un debate sobre cómo fue ese manejo y a dónde fueron a parar tantos recursos que llegaron por el enorme incremento de la deuda externa, aunque no es de esperar que nuestros políticos profundicen mucho en esto, pues buena parte de esos recursos fueron expeditamente utilizados en la mermelada, especialmente en el último lustro.

Todos esperamos que el presidente Duque cumpla con la promesa de moderar el gasto público y que la reforma tributaria anunciada, incremente el recaudo de forma equilibrada y justa. No puede ser que se quiera lograr ese propósito a través de la canasta familiar, cuando lo que se espera recibir de esta indeseable fórmula es mucho menor de lo que se pierde cada año con la corrupción que desangra los presupuestos oficiales. ¿Por qué tenemos los hogares que sacrificarnos más, para que los pillos puedan tener más recursos para apropiarse del erario de manera impune? ¿Acaso no es cierto que el déficit en los balances presupuestales se superaría con reducir el peculado de las fuentes estatales?

P.S: Revisados los proyectos de reforma a la justicia, pienso que sus fórmulas serán insuficientes. El problema central de la Justicia en Colombia no sólo son sus demoras o la denunciada corrupción. El problema –oculto- es que en vez de fallarse en derecho, los proveídos trascendentes, los que marcan el rumbo de la Nación, se producen por razones ideológicas. Y ello es una perversión de la naturaleza del sistema jurídico que no se resolverá con los actuales guías de la Rama Judicial.

*Abogado

 

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