La contratación de influencers para promocionar productos o servicios es una estrategia ampliamente utilizada en el ámbito del marketing y la publicidad. No obstante, esta práctica puede presentar desafíos vinculados a la publicidad engañosa si no se gestiona de manera adecuada.

El concepto de publicidad engañosa está definido en el numeral 13 del artículo 5 de la Ley 1480 de 2011 (Estatuto del Consumidor en Colombia), según el cual se considera que hay publicidad engañosa cuando el mensaje anunciado en la publicidad no se corresponde con la realidad del bien o servicio ofertado, o cuando es insuficiente y puede inducir al consumidor a error, engaño o confusión.

En otras palabras, la publicidad engañosa es aquella que puede llevar a un consumidor a tener una percepción errónea o equivocada sobre un producto o servicio debido a la información inexacta o insuficiente proporcionada en la publicidad. Esto puede incluir afirmaciones falsas o exageradas sobre las características del producto, precios engañosos o cualquier otra práctica que pueda inducir a error a los consumidores.

El primer acercamiento oficial a la regulación de la actividad de los influenciadores en Colombia se produjo en el año 2020 con la emisión de la “Guía de Buenas Prácticas en Publicidad a través de Influenciadores” por parte de la Delegatura de Protección al Consumidor de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).

Esta guía proporcionó lineamientos y recomendaciones para los influenciadores, las agencias de publicidad y las marcas o empresas que utilizan influenciadores como parte de sus estrategias de marketing y publicidad. El objetivo de esta guía consiste en establecer pautas claras para evitar la publicidad engañosa y promover prácticas éticas y transparentes en la industria.

Ahora bien, la falta de familiaridad de algunos influencers con las normas y regulaciones que rigen la publicidad puede llevarlos a cometer errores involuntarios o a realizar afirmaciones engañosas sin ser conscientes de las implicaciones legales. Por lo tanto, es esencial que tanto las empresas como los influencers se aseguren de cumplir con las siguientes consideraciones para evitar la publicidad engañosa:

– Transparencia: Los influencers deben ser transparentes en cuanto a su relación con la marca o producto que están promocionando. Deben divulgar claramente que están realizando una promoción pagada, utilizando hashtags o menciones que indiquen la naturaleza publicitaria del contenido.

-Veracidad y exactitud: Tanto las compañías como los influencers deben asegurarse de que cualquier afirmación sobre el producto o servicio sea veraz, precisa y respaldada por pruebas sólidas. Evitar hacer promesas exageradas o afirmaciones que puedan inducir a error a los consumidores.

Monitoreo y supervisión: Las empresas deben monitorear de cerca las promociones realizadas por los influencers para asegurarse de que cumplan con los requisitos legales y éticos. Deben intervenir si detectan cualquier contenido que pueda considerarse engañoso o poco ético.

Contratos claros: Es fundamental que exista un contrato claro entre la marca o empresa y el influencer que especifique las responsabilidades, las obligaciones y las condiciones de la colaboración, incluyendo las disposiciones relacionadas con la publicidad y las prácticas comerciales.

Evaluación de la audiencia: Las compañías deben evaluar cuidadosamente la audiencia del influencer para asegurarse de que sea relevante para el producto o servicio que se promociona.

Al seguir estas consideraciones, las empresas y los influencers pueden reducir significativamente el riesgo de caer en publicidad engañosa y asegurarse de que sus campañas publicitarias sean éticas, transparentes y respetuosas con los derechos de los consumidores.